Las verrugas plantares o comúnmente llamadas papilomas, son lesiones benignas causadas por la infección de las células de la piel por el Virus del Papiloma Humano.

Aunque en ocasiones, pueden ser asintomáticas, son un motivo habitual de consulta podológica debido a que causan dolor y dificultad para la realización de determinadas actividades, además de por motivos de estética.

Se ha estimado que alrededor del 12% de la población desarrollará alguna verruga plantar a lo largo de su vida, y además afecta hasta a un tercio de los niños en edad escolar. Su incidencia aumenta en invierno, debido a que el virus puede permanecer en período de latencia hasta 12 meses.

Además, al estar ocasionadas por un virus, son contagiosas, y los principales factores de riesgo de contraer el virus son caminar descalzo sobre superficies públicas como piscinas, duchas y vestuarios, la convivencia con un familiar que presente una verruga plantar, haber tenido una verruga plantar anteriormente, o estar en tratamiento con inmunosupresores.

El diagnóstico es principalmente clínico, a través de los signos clínicos clásicos:

• Dolor al pellizco.
• Presencia de papilas hemorrágicas (punteado de sangre).
• Presencia de hiperqueratosis (durezas o callos sobre la lesión). Muchas veces los pacientes refieren que les ha salido un “callo” que nunca habían tenido.
• Discontinuidad de los dermatoglifos (líneas de la piel).

Existen muchas líneas de tratamiento, y no todas son igual de eficaces en todos los pacientes. Generalmente, el tratamiento de primera elección es mediante la aplicación tópica de ácidos como el ácido salicílico o el ácido nítrico, y/o mediante fórmulas magistrales como la de la cantaridina, que en su composición lleva distintos compuestos con diferentes efectos: efecto vesicante, efecto queratolítico y efecto antiviral. En ocasiones, cuando las lesiones permanecen largos períodos de tiempo sin ser diagnosticadas por un profesional pueden presentar resistencia a los tratamientos de primera elección y habrá que recurrir a la terapia láser o incluso a la escisión o legrado quirúrgico.

Las publicaciones científicas recientes señalan que la fórmula magistral de la cantaridina y la terapia con láser son los tratamientos con las tasas más altas de curación de verrugas plantares.